Una de las pocas o muchas (esto depende de como me despierto cada día y hoy todavia no lo se) frustraciones de mi vida es que nunca voy a poder bailar flamenco como los que bailan flamenco. Que se ve que eso hay que llevarlo en la sangre y sentirlo y sufrirlo y sudarlo como se debe, y que a mi no me va a salir nunca al 100% por mas de que practique y practique hasta el cansancio. Lo mismo me pasa con el francés y con los Elementos de Bourbaki, pero eso lo dejamos para otro día.
Lo que mas me fascina de una sesión de flamenco es que los asistentes parecen entrar como en trance, y lo mas parecido a eso que vi en mi vida fue en las reuniones de la "renovación", que no me voy a poner aqui a entrar en detalles sobre que es la renovación ni nada por el estilo, basta imaginar una sesión de esas de flamenco donde la gente entra en trance y profieren algunos gritos que no se entienden muy bien de qué van, y a veces hacen algunas piruetas.
Cuando yo era chico no existían ni la renovacion ni el flamenco allá en Corrientes. Estaba la academia de danzas de Paquita Gomez adonde mi hermana aprendia danzas españolas y era lindo ir a ver la exhibición de fin de año donde ellas bailaban jotas, pasodobles, bulerías y otras danzas de la península. El plato fuerte de la noche lo ofrecían las chicas mas mayorcitas que terminaban ese año con sus estudios, y bailaban flamenco que se supone que era como el cielo de las danzas españolas. Pero de la renovación, nada de nada. Supongo que durante los gobiernos militares el espíritu no fluye mucho por el país. Uno iba a misa los domingos y el catecismo lo aprendia en la escuela. Usabamos los libros de la coleccion "Vida" que todavia los recuerdo de primero a septimo: "Vamos a Jesus", "Hablemos con Jesus", "Unidos a Jesus", "Jesus, Camino, Verdad y Vida", "Testigos de Jesus", "La Historia del Pueblo de Dios" y "En Marcha con Jesus". Por suerte no recuerdo nada de los contenidos, y parece que ya no se editan mas. Es que con tantos cambios que ha tenido la iglesia en estos últimos años, claro..
Cuando ya estaba en la escuela secundaria comenzó el boom de la renovación, aunque yo nunca entré en el circuito. Yo iba al "movimiento" y tampoco me voy a poner a explicar aqui que era (o es) el movimiento porque estuve 11 años allí, y necesitaré 11 veces 11 para largarme a hablar sobre ritos y costumbres del grupo este. A los efectos de esta nota, digamos que en el movimiento no éramos (o yo no era) muy afectos a dejarnos llevar por el espiritu, aunque cada tanto tenías que comerte comentarios del tipo "Dios en una meditación me dijo que cambie de carrera", o los tipicos comentarios post-ejercicios-espirituales-jesuiticos: "esta semana no se que me pasa que rezo, rezo, rezo, pero sigo en desolacion".
La renovación era como mas del pueblo. Obviamente que tuve mucha interacción con sus miembros y de hecho algunos en mi familia ¨militaban¨ allí. Recuerdo haber estado en un par de reuniones donde en algún lugar de la sala alguien decía no se que cosa en un lenguaje totalmente desconocido para mi, y en el rincón opuesto otra persona con los ojos cerrados te lo traducía al castellano. Eso digamos que califica como lo más bizarro que llegué a presenciar en este tipo de eventos. Aunque después no tardaban en llegarte todo tipo de comentarios maliciosos sobre historias que ocurrían en sus reuniones. Anécdotas que no se si creerlas o no, pero como todo lo que pasa en la iglesia debe de quedar alli (nunca me dijeron esto directamente, pero jo no soc tonto), no diré mucho al respecto. Aunque todavia estoy intentando imaginarme como fue ese momento en el que en el medio del trance de la reunion donde estaban todos pidiendo las trivialidades de siempre del tipo que le vaya bien en el próximo examen a mi hijo, y que mi marido consiga trabajo, y que mi suegra me deje en paz de una buena vez... parece que una mujer de entre las posesas exclamó en alta voz: "necesito sentir calor de hombre de 35 a 40". Y pagó caro su deseo, que se la llevaron a la habitación de al lado a exorcizarla.
Otra vez fui a una de esas misas de clausura de no se qué retiro de la renovación adonde habia ido mi hermana, que esos son de lo más porque la gente vuelve como medio enfervorizada y el evento es interesante de ver. Yo cometí el error de sentarme justo por detras de los renovados, que en algún momento se dieron vuelta y me abrazaron todos, y en ese momento me sentí como la Sole de la película Volver cuando llega al velorio de la tia Paula y la abrazan todas las viejas del pueblo. Después durante la misa nos invitaron a todos a ¨entrar al cielo, que parece que significaba atravesar una especie de puerta de cartón que se habían montado allí. Yo lo hice, y a partir de ahora estoy en el cielo, solo que parece ser más de lo mismo. No era tan guay como creía...
Cuando me fui de Corrientes se terminaron mis vivencias de movimiento y renovación, y no es que en Buenos Aires no hubiera ni lo uno ni lo otro, supongo que ya habré tenido demasiado, o quedaba todo muy lejos, o la religión en porteño no era lo mío. Al principio solía ir a una misa por Palermo ahi cerca del shopping, una misa para jovenes que no estaba mal, y como que era un barrio para gente como uno, las homilías tenian mas que ver con que era inmoral prohibirles a las empleadas domésticas entrar por la puerta principal del edificio y esconderlas por la puerta de servicio. Despues me mudé a Belgrano, y fui un par de veces a la iglesia de turno, pero ya no tenía el mismo glamour y dejé de ir.
En Francia ni me animé a pisar un templo, que yo creo que si le decía a cualquiera de mis colegas del INRIA que había ido a misa me echaban del instituto. En los EEUU obviamente la experiencia fue muy distinta. Como que allí hay miles de iglesias y casi que da igual ir a cualquiera. Yo estaba empecinado en ir a la católica-católica que finalmente consegui averiguar dónde quedaba gracias a un panfleto que vi alguna vez en el campus. Y estaba bueno ir a misa allí porque como que casi todos los participantes eran estudiantes geeks, así que la misa de jóvenes era a las 21 horas así no te robaba el tiempo para estudiar, y la gente en la canasta de la colecta dejaba cheques, e íbamos ordenadamente a comulgar. Algo que nunca antes había visto en mi vida eso de que primero pasan a comulgar los del primer banco, despues los del segundo, y asi sucesivamente. Como cuando uno se baja de los aviones. Que nivel, los católicos yankis!
Recuerdo que me pasé como 4 o 5 domingos seguidos totalmente frustrado porque todo el mundo parecía conocer de memoria todas las canciones y no habia ni cancionero ni nada escrito sobre los bancos que siempre suele haber, y con lo lindo que es cantar... Hasta que un día finalmente vi la luz y se me ocurrió mirar un poco alrededor del altar, hacia donde curiosamente estaban dirigidas todas las miradas de la gente. Y me di cuenta que arriba a la izquierda había una pantalla gigante donde se iban proyectando las letras de las canciones. Todo muy cool, incluso hubo un dia que cantamos en español porque era el dia de la mexicanidad, o ese día la colecta iba a México o algo así. Irónicamente, esa iglesia está a 100 metros de la casa del que ahora es mi marido, y doblemente ironico es el hecho de que la ultima vez que estuve en ese templo fue el domingo anterior a conocerlo. Debería volver, sobre todo porque al final de la misa de las 21 te regalan donuts en la puerta de la Iglesia. Pero es lo que tiene estar casado con un agnóstico, que no te va a acompañar ni a la puerta aunque sea en la esquina de su casa.
Pero mi mejor experiencia religiosa en los EEUU la tuve de la mano de Hugo y sus teólogos. Cuando llegue' a Berkeley en el 2002 ya estaba allí Hugo estudiando en el Graduate Theological Union, que es como un seminario ecuménico que comparten varias iglesias alrededor del campus de Berkeley. Yo a Hugo lo conocía de Buenos Aires, de cuando vivíamos ambos en el barrio de Once. Y fue interesante encontrarme todo ese universo multicultural de seminaristas de iglesias cristianas varias que combinaban teología cristiana con budismo o yoga y esas cosas. Muy Berkeley todo, por cierto. Pero como que casi fueron mis primeras interacciones con el mundillo académico de allí, me fascinaban de manera particular. Recuerdo haber participado de unas charlas interesantísimas con la gente de allí que comenzaban con "cual es tu background religioso?", como cuando aquí preguntamos si eres de Soria o Andalucía. Estas veladas también contenían chistes interesantes del tipo "estos luteranos son tan estrictos, el susto que se van a pegar cuando lleguen al cielo y se enteren que Dios es negra".
Uno de los momentos mas memorables de mi interaccion con los chicos del GTU fue cuando me llevaron a la misa tecno cosmica universal. Que yo al principio pensaba que iba a ser como una combinación entre las misas del movimiento y de la renovacion, con tecno-canciones. Nada que ver. Era mucho más que todo lo raro que vi yo en la vida. Aquí hay una especie de documental sobre lo que es esa ceremonia, y como que fui dos veces al rito, puedo certificar que es cierto todo lo que se ve allí.
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