domingo, 19 de octubre de 2014

Como un istmo y liberación

Yes, how many years can some people exist
Before they're allowed to be free?
 La noticia corrió como un reguero de pólvora: en la pared del patio de atrás de la escuela había
aparecido pintada una señal "diabólica"... A 2 minutos de comenzado el primer recreo de la mañana, ya estaba todo el alumnado allí confirmando el hecho. La multitud se reunió alrededor del muro con la misma actitud con la que muchos años más tarde me imaginé a las invocaciones a He Who Must Not Be Named en los libros de Harry Potter.

No creo que esa haya sido la primera vez en mi vida que vi una cruz esvástica. Como mis primeros recuerdos de infancia van en paralelo con la dictadura de los 70, las paredes de las calles no estaban tan manchadas ni de pintadas políticas ni de denuncias como luego ocurrió cuando regresó la democracia una década después. Había algún "fuera yankis de Vietnam" que quedó por allí en alguna esquina oscura que supongo que nadie se habrá molestado en limpiar porque tampoco era de mucho interés el tema (es más, yo creo que ya se habían ido en ese momento), pero poca cosa más.
Así que la aparición de una cruz esvástica pintada en el patio de
atrás de la escuela definitivamente era un hecho relevante. Una pena que fue nada más que eso que varios años después me enteré que aparecieron unos condones usados por la misma zona, que esa situación habría sido más instructiva, pero a mi me tocó la esvástica y de eso va esta historia y no de lo otro. Que se ve que la noticia llegó a las altas esferas del mundo escolar, y tuvimos que ser recogidos por las maestras de turno desde ese mismísimo patio y direccionados hacia el aula para conversar sobre el tema. Yo tenía unos 11 años, así que todo lo que sigue debe de haber ocurrido en un aula con niños de más o menos esa edad.

"¿Es ese el símbolo del demonio?" Preguntó la Perelindo, una que ya había repetido de grado así que muchas luces no tenía y seguro que lo que decía no iba a ser de mucho interés. "Mi mamá me dijo que hay que hacerse la señal de la cruz con agua bendita cada vez que uno pasa por delante de eso" remató.

"No, es la señal del comunismo" dijo otra. "Por eso hay que hacer la señal de la cruz". "Pero ¿no son la misma cosa? ¿El demonio y el
comunismo?" Intercedió una tercera. No se por qué en mi cabeza tengo todas voces de mujeres. Será que a los varones no nos interesaba en lo más mínimo la historia y lo único que queríamos era que sacaran esa mancha de allí para que nos dejen el patio de atrás despejado como para volver a jugar al futbol en los recreos y san se acabó.

Tampoco creo que la maestra de sexto haya intercedido
desburrándonos de tanta ignorancia ya que de todo su discurso no recuerdo mención alguna a la esvástica, aunque sí tengo bien clavada en la memoria que nos habló del comunismo. "El comunismo no es más que una política" nos dijo. "Una mala política" remató. Y ese fue el final de la lección. Para un niño de 11 años esa definición de comunismo sin ningún acceso posterior a google o wikipedia como para complementar un poco las cosas era tan clara y útil como leerte a esa edad alguna explicación del diccionario de matemática moderna que no se por qué, pero había uno de esos libros en la casa familiar.
Eso sí, que el comunismo era algo malo nos quedó rápidamente
claro a todos, y casi que ni necesitábamos de las sapienciales palabras de la maestra de sexto para saberlo, que nuestro centro educativo estaba administrado por el arzobispado local así que ya se puede uno ir imaginando "la política" del mismo. Mis padres obviamente cumplían a rajatabla eso de que hay que complementar y reforzar en casa lo que le enseñan a tus hijos en la escuela -al menos en lo que respecta a estos temas- que uno de los primeros recuerdos de mi niñez es un pack de historias truculentas sobre la vida al otro lado de la cortina de hierro que se acababan con unas profundas plegarias por la salvación material Y espiritual de todas esas pobres almas que vivían como la mierda hacinadas del otro lado del tejido sin libertad alguna, pobrecillas. 
Quizás es por eso que ahora me gusta pasearme por esos países (y no porque esté en busca de prostitución low cost como se anda diciendo por ahí) y verlos disfrutar de su libertad con la satisfacción de quien ha invertido bien las plegarias de sus años mozos (y ojalá pudiera decir lo mismo de los ahorros de esos días, pero no fue así. Uno tampoco es Houdini como para acertar en todo).
No se si fue ese el momento en que decidí averiguar mejor  sobre el tema o si fue el
principio de uno de mis primeros research projects. También ayudó un poco el hecho de que la dictadura se estaba acabando y la pintada de la esvástica esa quedó como un juego de niños al lado de lo que nos tocó ver cada día. Así que de repente descubrí que había una unidad básica del partido comunista cerca de mi casa, y juntando mucho coraje (porque he de confesar que les tenía miedo) una tardecita ya con 13 años pasé por allí con la excusa de que necesitaba material para la clase de instrucción cívica.
Llego al lugar que era una casa casi en ruinas y me encuentro con un par de señores tomando mate, uno de ellos escribiendo algo con una máquina de escribir. No me parecieron muy peligrosos. Yo incluso había ensayado llamarlos "compañeros" pero no me animé a hacerlo porque casi tenían la edad de mi papá y yo a mi padre no le decía compañero sino papá. Les pedí rápido si tenían algún material informativo, y me fui con lo que me dieron que más bien eran panfletos para ir a la próxima jornada de protesta de esas donde conseguían reunir a seis personas para pedir por la liberación de unos emponchados en Bolivia.
Paralelamente habían comenzado a aparecer -irónicamente- noticias sobre
"desaparecidos" y demás en los periódicos y la tele, y recuerdo a mi madre comentar furiosa: "esas noticias son pagadas por el comunismo internacional", lo cual también me produjo curiosidad. ¿Qué es el "comunismo internacional"?  Y ¿Cómo se hace para que te pague alguna noticia y que aparezca en la tele? No se si decir en este momento que era una pena que no hubiera internet en aquellos días porque con un par de clicks ya se habría acabado mi curiosidad, pero en esa época había que apañarse de otra manera y eso hice. Descartada la opción "le pregunto a mi mamá a qué se refiere cuando dice todo eso" porque
creo que un milímetro cúbico de materia gris funcionando razonablemente bien en la cabeza te decía que probablemente ella no era la fuente de información más razonable a la que acudir, fui a la biblioteca más próxima a mi domicilio (en realidad era un club del libro) a buscar material, con tanta mala suerte que mis padres encontraron unos meses más tarde unos cuantos de estos libros entre mis ropas.
"Así acabarás vos" me dijeron, "si seguís con estas cosas". No me aclararon ni qué era el "así" como iba a acabar, ni qué eran "estas cosas", aunque sí se ocuparon de comentarme que la casa esa a la vuelta de la nuestra a la que yo solía ir cada tanto a tomar mate con los que vivían allí había sido una "carcel del pueblo" que yo tampoco tenía ni idea de lo que era una carcel del pueblo, pero estaba claro que era algo del pasado ya que me conocía cada habitación de esa casa así como sus integrantes y no había cárcel alguna allí, así que tampoco les presté mucha atención al tema.
Igual, ya no me quedaba mucho más por descubrir, que supongo que los comunistas por ahí por
donde yo vivía eran esos 2 que vi esa tarde en esa casa en ruinas y sin glamur, y que nadie se me acercó con discursos muy inteligentes como para intentar convertirme ni para un lugar ni para otro. Solo recuerdo que quizás como despedida a todo este trabajo de
investigación histórica y cultural, alguna vez en la clase de lengua cuando se nos pidió que escribiéramos y recitáramos delante de toda la clase un discurso, yo decidí hacer una arenga política invitando a los compañeros de clase a abrazar la causa de la lucha armada. No convencí a nadie a que se una a mi causa, aunque varios me confesaron varios años después que luego de mi gran hazaña sus padres les prohibieron que se juntaran conmigo.
Lo cierto es que a los 16 o 17 años que es cuando uno debería estar en el apogeo de su militancia yo
ya me había aburrido del tema y me había comenzado a interesar por la música house, que supongo que habrá sido otro gran éxito del poder de las oraciones de mis padres, que su hijo no les saliera comunista. Lástima que luego la vida (o quizás el mismísimo demonio me sugiere la Perelindo por whassap) les haya encajado un par de golazos más ahí donde justamente nunca se lo hubieran esperado. No se puede estar en todo...