domingo, 18 de octubre de 2015

Una que sepamos todos


Will Smith don't gotta cuss 
in his raps to sell records.
Well I do, so fuck him 
and fuck you too.
La otra vez fui a ver la película esa del maestro que enseñaba inglés a sus alumnos con las letras de las canciones de los Bitls, que como a veces le quedaban palabras que no podía traducir,  pues decidió resolver el asunto de manera directa, y se fue conduciendo hasta Almería para hablar con Yon Le non jimself que en esa época parece que vivía allí, a decirle que a ver si los Bitls se ponían las pilas y sacaban los discos con las letras escritas en la tapa, que ya bastante trabajo tenía él con el corral de criaturas contra las que tenía que lidiar cada día explicándoles lo que significaba el ol iu nid is lav como para agregarle más vueltas a la ya complicada existencia de uno.

Esa historia me hizo recordar que mis hermanos mayores también fueron unos pioneros en el tema, ya que utilizaron un método similar no para enseñarnos a los menores de la familia la lengua de Chespir, sino a leer y escribir la mismísima lengua materna. Que con la excusa de entender bien el contenido filosófico y espiritual de las canciones de la Carrá,  comenzamos a darle a los palotes,  las vocales, las consonantes y demás a muy temprana edad, para así poder escribir sin faltas de ortografía el Pedro, Pedro, Pedro, Pedro, Pe. Testigo de esas gloriosas épocas son las puertas del placard de lo que era nuestro dormitorio, que funcionaron como pizarras improvisadas y quedaron marcadas para siempre -con un yeso que hacía de tiza y que es más difícil de limpiar así que el "para siempre" aquí es casi literal- con el ah, ah, ah, ah, en el amor todo es empezar. Y qué visionarios que han sido mis hermanos mayores, que en estos mismos días anda rodando por allí una película ganadora del Oscar que tiene esta mismísima canción como melodía principal,
y que realmente tienes que estar bien impregnado de lo que dice la letra para entender ese argumento tan espeso de la vida romana, y los que ya la estudiamos a esta canción a los cuatro años venimos con ventaja. Unos verdaderos pioneros culturales mis hermanos...

En volviendo al idioma yanki, a nosotros también nos hubiera venido bien tener las letras de una buena parte de las canciones que escuchábamos en inglés en nuestra infancia por la tele o la radio. Por ejemplo, cada vez que comenzaba por la tele un episodio de la mujer maravilla, la serie esa con la Linda Cartera, la cortina musical obviamente se te quedaba pegada al cerebro, pero en cuanto intentabas
reproducir algo de ella, a nosotros el estribillo nos sonaba más bien como un "guachimapá", y así lo cantábamos en las ocasiones en que ameritaba hacer referencia a esa serie que en general era cuando uno quería burlarse de que un compañerito varón tenía actitudes un poco femeninas al intentar hacer algún esfuerzo. Cuando nos tocaba ver al hombre araña, la letra de la cancioncita del principio/final de la serie obviamente no la íbamos a "sacar" completamente,
que no era fácil y nuestros conocimientos de inglés de la época no iban mucho mas lejos del "hello, how are you? Sam is in the car", y cosas equivalentes. Así que lo que más se acercaba en nuestras cabezas del estribillo de esa canción era algo así como "baiumet, baiumet..." que como primera aproximación lingüística de un niño de  5/6 años a la lengua de la Kardashian ya estaba bastante bien.

Por suerte habían algunas obras como Bonanza cuyo tema de apertura no tiene letra así que no había que hacer el ridículo con eso, y podías dártelas de intelectual tarareando la melodía como seguramente también lo hacían los niños del hemisferio norte: "chan cha cha chan cha chan cha cha chan cha cha chan cha...."


Luego de un impass en el espacio-tiempo de la niñez que nos trajo guitarras, bombos, vinchitas y pañuelos, por suerte la guerra se acabó pronto, los ingleses dejaron de ser nuestros enemigos y volvió la inundación de canciones del más allá, que te dicen ve tu a saber qué, pero seguro que algo de sentido ha de tener, sino para qué compone uno una canción y saca luego el cassete a la venta, dímelo tú.

Comenzando por Miguel, el hijo de Jack, que nos trajo un tema espeluznante que por suerte
el Cuarteto Imperial nos la tradujo rápidamente al idioma de Cervantes, aunque ya del video original de la canción se podía extrapolar un poco de qué iba la historia. La versión en castellano  puede parecer un poco cutre y de mal gusto. Sabed que no fue ni la primera ni la última, que hace no mucho salió al aire esta porquería
que todavía la siguen poniendo por las narcosalas del barrio, y la peña huye despavorida cuando comienza a sonar por los altavoces.

En continuando con nuestra infancia sajonizada, recuerdo que unos meses después del fenómeno Triler apareció por la tele una mujer rubia de piel oscura con cara de haber sido bastante maltratada por la vida, que se hacía llamar Cristina Turner. Algo de historia se ve que hizo porque al día de hoy
 
por unos pocos billetes te puedes comprar por ibei una peluca del pelo de ella. Su aparición nos desconcertó. Sabíamos que cantaba de algo que le dolía pero
no entendíamos bien de qué. Y encima comenzó a correr por ahi la mala costumbre de acusar a los que tenían la piel un poco oscurita (que nuestro barrio como era muy progre tenía a 2 o 3 de esos ejemplares) de ser el hijo o -peor aún- una versión latina de ella misma.

Hartos de tanta intriga, nos pusimos a investigar de qué iban sus canciones, aunque solo conseguimos entender que había una parte donde decía "vudu chacha yajá" (que tiempo después me enteré que en realidad era "that the touch of your hand") lo cual nos dio un poco de miedo porque ese tema del vudu era para temer, a esa clase que magistralmente nos la dieron nuestras maestras sí que le habíamos prestado mucha atención.

Unos meses más tarde volvió a aparecer por la tele la misma Tina portando ahora unos aros del tamaño de su boca, y acompañando a Mel Gibson en la época en que éste era joven, guapo y no se dedicaba ni a la bebida ni a la religión (combinación que parece bastante común en estos días). Ahí también intentamos entender algo de lo que aullaba esta mujer, y hubo una gran controversia cuando alguien creyó descubrir que en el medio de esa canción se mencionaba a la Carrá. La frase precisa sonaba a algo como 
"ui lask ou ri san, la Carrá", que después resultó ser que ella en realidad quería decir "will our story shine like a light"  pero en esa época no habia ni internet ni suficientes profes de inglés en la calle como para averiguarlo por uno mismo, así que se hacía lo que se podía, y cualquier avance certero o no (¿cómo podríamos saberlo?) era bienvenido.

Como suele ocurrir en el universos de l@s div@s, pasado un tiempo desapareció la Tina, y como si fuera la tele una pasarela de mujeres descartadas por la vida, le tocó su turno en la pantalla chica a la Lauper, otra sobreviviente de las calles de Nueva York, y eso que por esos días la virgen todavía no había aparecido para darle su merecido. Pero igual ya se veía que esta chica no iba a acabar bien. "Nait nember mac gyver clos teikout zinkofiu..." nos decía desde la tele. Debería haber guardado esos cuadernos con todas esas
"traducciones",  seguro que al menos una tesis de filología se podría sacar de ellos.

Una pena que después comenzaron a enseñarnos en las clases de inglés cómo se cantaban realmente las canciones de moda, y que además -quizás por culpa del profe ese de Almería- también comenzaron a aparecer tímidamente las letras  adentro de los cassettes, que se acabó la diversión... O no, que por esa época también aterrizaron por nuestros eventos nocturnos  Zelaua o Yoletaxi, aunque también habían en nuestro circuito algunos que estudiaban francés que se ve que mucho tampoco podían pillar porque alguna vez escuché de alguno de esos eruditos que nos dijo que la Yoletaxi esa iba de una que quería hacer el amor en un taxi, y al día de la fecha a cada vez que hago correr las letras de esta canción en el traductor de google, me lo desmiente.

Uno se pensaría que dominados (o dominados por) el inglés y el francés ya está, ya puedes ir al bar bailable más cercano a tu domicilio a corear a viva voz todo lo que te pasan por los altavoces, pero luego te aparece el karaoke de esta:


Pas facile, verdad? Pues aquí puedes tomar una clase que seguramente no te durará ni 5 minutos la paciencia de aguantártela, pero si consigues superarla, enhorabuena:
 
Fue ese el verdadero motivo que me llevó este pasado verano a hacer un curso de inmersión cultural en la Corea que estoy casi seguro que era la del Sur, que si
hubiera sido la otra no estaría yo contando esto aquí sino estaqueado en un calabozo. Y no fue una mala experiencia, esos simbolitos son más fáciles de leer que los de sus parientes  japoneses y/o chinos. Pero cuando ya regresado con esos aires de superación que te dan el poder dominar o ser dominado por otro idioma, me toca ir a la fiesta mensual del barrio y enterarme que el karaoke de turno es... de Heidi.... en su versión original... ¿qué pensabas que la versión original de Heidi era el tirolés? Que ilusa eres, amiga, si Heidi es un dibujito de animé japonés, a ver que tal te sale:
 
Pues la vergüenza que pasé allí ni te la cuento, que todas las vecinas del barrio se pusieron a murmurar la falta de cultura de quien les habla. Y ya no me queda más dinero
para invertir en otro viajecito de inmersión cultural, que entre la escapada de verano más unos dineros que envío siempre a unas líneas teléfonicas que ya no recuerdo si hacen caridad en el África o cepillan los dientes de unos osos polares en Groenlandia... que no tengo más plata para grandes eventos. A lo mejor es verdad lo que siempre nos martilla la vicerrectora de internacionales, que hay que seguir invirtiendo en la educación y seguir haciendo cursos hasta el día de tu muerte. "Formación continua" le dice ella, y yo que pensaba que solo nos quería sacar plata del bolsillo para pagar el déficit que seguro que tienen la cara de ella y la institución, pero mira tu que a lo
mejor es cierto, y hay que seguir aprendiendo cosas de éstas que son útiles para la vida misma,  que ni en la escuela primaria o secundaria, y ni hablar durante la vida terciaria te van a enseñar "japonés básico para karaokes", así que la has de rebuscar tú.
Lección aprendida: no dejo pasar esta semana sin apuntarme en el curso básico de japonés (paso de ir al test nivelador que ya sabemos qué me va a dar), promise. Total se puede pagar con tarjeta, y en cómodas cuotas (y está tan mal la institución que pagas la primer cuota y después vienen a llorarte para que pagues algo del resto). Y ya van a verme brillar en el próximo chocochurros, arigató!


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